FERNÁNDEZ PALACIOS, JESÚS

FERNÁNDEZ PALACIOS, JESÚS

Como casi todas las presentaciones, se hace referencia fundamentalmente a los méritos contraídos por el invitado. Jesús Fernández Palacios lleva publicados varios libros de poesía, ha sido incluido en diversas antologías, dirige los libros de bolsillo de poesía de La Diputación de Cádiz, es el Subdirector de la RevistAtlántica y un largo etcétera. Pero también es cierto que en ocasiones el ser humano que es el artista sobrepasa al poeta, de ahí que yo no quiera detenerme en sus escritos, sino en una vida llena de vida para que así podamos comprender sus versos.

Jesús Fernández Palacios no sólo es gadita y gaditano por los cuatro costados desde que el año 1947 le abriera los ojos a la vida, sino también es un ciudadano del mundo enamorado desde sus primeros días de la literatura con la que ha sabido convivir siempre de una manera comprometida: Mi poesía hoy trata de representar mi compromiso con el mundo a través del realismo interior que hay en mí. Es así que mi poesía quiere expresar al que la lee la presencia que tengo en ese mundo y la presencia que el mundo tiene en mí.

Necesita la literatura para vivir, aunque no se muestra obsesionado con la idea física de la publicación, pues, desde que la pluma empezara a engendrar sus iniciales bocetos y palabras allá por el año 68, se echó sobre los hombros el tópico de: más vale la calidad que la cantidad, de modo que su espíritu crítico le ha hecho arrepentirse de alguno de sus jóvenes versos.

En el año 1971 crea el grupo literario denominado Marejada junto a sus amigos poetas José Ramón Ripoll y Rafael de Cózar mediante un anuncio en las páginas del Diario de Cádiz. Tuvo una vida de 3 años en los que salió a flote una revista con el mismo nombre del grupo y más de un centenar de tertulias. Fue una aventura de conocimiento de autores y aprendizajes en la literatura. Supuso una vía de escape ante la atmósfera cargada de la dictadura. Desde entonces el panorama cultural, político y social ha cambiado mucho. Jesús Fernández Palacios ha asistido a los dos periodos contrapuestos de la historia de España, de la cual no se ha lamentado, sino que se ha enriquecido. La Dictadura ha dado paso a la democracia, que en sus propias palabras es: el sistema político menos imperfecto de todos. Esa época de grandes dificultades trae consigo una manera eficaz de desenvolverse en la literatura y en la vida y de manera inseparable en la amistad. Según Luis García Montero, A Jesús la poesía le ha dado las palabras verdaderas en los libros y amigos verdaderos en la vida.

Emprende su camino literario de la mano del postismo, de la estela de sus maestros Carlos Edmundo de Ory y César Vallejo, con la capacidad comunicativa de llegar más allá de las palabras, de saltar los muros flexibles de la gramática y jugar con la sintaxis hasta el punto de rebelarse en contra de los signos de puntuación. No hay freno a ese torbellino de ideas y de emociones. Ese espíritu rebelde se ve atenuado con el trascurso de los años, con una madurez bien asumida que lo conduce hacia un estilo personal y hacia una voz inconfundible.

Me llama poderosamente la atención la visión tan profunda que alcanza el tema de la muerte en su poesía: Ya no ríe la lira / porque la brisa de tu boca / se fue al mar con la marea. / Ya no ríe la lira / porque la prisa de mi boca / llora este sueño sin retorno. / Nos duele la luz que han apagado. El tema de la muerte se deja ver en primer lugar como un tema más en la vida del ser humano, pero la realidad se muestra caprichosa y hay dos episodios cumbres de su literatura donde arrostra con dolor el destino trágico de toda existencia. Su poesía se hace eco de la muerte temprana de su mujer bajo el pseudónimo de Sakina y palpa la mano caliente de su padre momentos antes de que expire. Sin embargo, siempre lleva un as en la manga, su mejor salvavidas es el amor y la literatura: Seguiré viviendo / aunque nada nuevo sea mejor esta tarde / porque siempre habrá quien se quede a mi lado / y me preste su capa me preste su capa. Nuestro poeta es un ser comprometido consigo mismo y con esa ansia de atrapar lo mejor que hay en el ser humano: LA VIDA:

Si supiera que este texto es trascendente / con certeza encendería el cigarrillo / que me tienen prohibido / y haría un curioso dibujo con el humo / por donde escapasen mis alientos. / Si supiera que este texto es trascendente / seguro que encendería el cigarrillo / y no me escondería, no me escondería.

Como veis Jesús Fernández Palacios es de esos hombres que nunca se esconden y siempre dan la cara.