19 Feb GARCÍA GIL, JOSÉ MANUEL. VERDADES A MEDIAS
HOMO LUPUS HOMINI
A Mané por sus Verdades a medias.
Mané salpica las páginas del corazón
con la lítote mentirosa de verdades a medias,
bajo el dilema de sobra conocido
de si la botella está medio vacía o medio llena.
Las olas autobiográficas del diluvio universal rompen inspiradas
en el bosque tradicional de Caperucita Roja,
donde duermen clandestinas
en el último rincón de la memoria.
El despertador de la mañana cacarea,
mientras el sol se quita su camisón de estrellas.
Caperucita Roja hace la cama
antes de tomarse un descafeinado
de palabras para desayunar
que cristalizan el saldo de la vida
donde prima la ley del más fuerte.
Su madre vuelca furiosamente
el monedero sobre la mesa sucia,
como lágrimas sobornadas
por la mudanza a una casa desconocida.
Se hospedan en el hotel del supermercado
a cambio de una botellas de licor
y unos discos de música bacalao para la abuela.
Preparada para llevar la correspondencia
refugia la mirada indiscreta de la habitación
en un cesto desocupado de ojos,
donde asiduamente madura el latrocinio del tiempo.
Caperucita no sabe que los héroes ya no existen,
que las falacias del lobo apenas respiran,
que la historia es irrepetible.
Telefonea a su ángel de la guarda
y acude a la cita de la tarde
en la selva depresiva de los sueños.
Después de tantos años,
el pecado de las sirenas salpica pavesas de fuego
inmunes al extintor de las noches solitarias.
La abuela firma un testamento
de inmortalidad que cumple 66 velas
y corre a la taberna de turno
a dilapidar el sueldo de pensionista.
Cupido nos dispara una flecha de esponja y de colchón
que nos lleva al final de la partida
en un lecho de calles deshabitadas,
donde el lobo y Caperucita se entregan
a las caricias de las sábanas.
Brindemos con el licor carnoso de la luna
el monótono bacalao de los versos
de un joven poeta
y soplemos al levante del estío:
Homo Lupus Homini.