PARRA RAMOS, JOSEFA. ELOGIO DE LA MALA HIERBA

PARRA RAMOS, JOSEFA. ELOGIO DE LA MALA HIERBA

Josefa Parra Ramos nace en al año 1965 en la ciudad de Jerez de la Frontera y su literatura aborda los temas universales de la poesía: el amor, la vida y el tiempo. Aunque, sobre todo, el amor. Su primera incursión en el mundo de la literatura recibe el nombre de Elogio de la mala hierba (Visor, 1996) cifrado en todos esos obstáculos que se interponen en el camino del amor, pues la autora se muestra tan enamorada del amor que descansa amando a pesar de que el tiempo y sus múltiples fantasmas se afanan en impedirlo. No se queja ni siquiera de las infidelidades, ya que aparece como una faceta más del corazón: Y tu piel, como un libro con relieves, / escrito a mi pesar con otras muchas tintas, / me sigue torturando desde lejos.

En este su primer libro la esperanza del amor descansa en una noche de carnaval. Su búsqueda a través del contacto con cuerpos diferentes se pone de manifiesto entre sus poemas. Es consciente de que nada es lo mismo… pero, sin embargo, alberga la esperanza con los brazos abiertos y con el alma de par en par. La pasión es el vehículo de toda persona. La escritora nunca podrá borrar de su memoria los recuerdos de una ausencia tan presente que uno se siente ligado a las nostalgias. Cada uno puebla de fantasmas su propia ciudad sin poder amarla, sin poder huir de ella. Te atrapa como las olas del mar que van y vienen sin descanso. Los recuerdos se refugian en las islas de los sueños donde las nieves no se atreven a deshojar los árboles de la primavera: No llegará el invierno a desnudar los árboles / de mi recuerdo.

Los cuernos no son tales cuando la muerte se avecina. Hay que ser infiel con la vida para que nos dé más tregua. Huye de los sueños imposibles, de la muerte, del olvido, del vacío y de la ausencia para hacerse real. Haz real mi existencia. Y sin embargo, uno sólo existe en esos escenarios, se reconoce en los demás.

Surgen infinidad de problemas a la hora de arrostrar el amor, pero Josefa Parra abre una puerta al éxito cuando escribe: a veces la noche se encarnizara en darnos / las palabras más bellas, por si acaso crecían.

Se siente sola sin la fuerza impasible del mar, sin el fuego húmedo del amado: Me faltáis tú y el mar.

Busca el retorno a sus primeros años, a la esperanza de tener ante sus ojos el horizonte de los sueños. A veces la noche nos deja en vela ante cuerpos desnudos, nos dejan huellas que jamás podrán borrarse o huellas que se diluyen entre el café de los recuerdos. La lluvia es ajena e incapaz de apagar el fuego de dos cuerpos. El amor se convierte en una religión capaz de profanar el pecado de la carne. Finalmente termina confesando: Quitadme el agua, pero jamás podréis quitarme la sed: (La única sed que temo es la sed de tu boca).