19 Feb PARRA RAMOS, JOSEFA. GEOGRAFÍA CARNAL
Su segundo libro titulado Geografía carnal (Diputación de Cádiz, 1997) se divide en tres partes: Laberintos, geografía carnal y los amores impuros. En Laberintos las ausencias de la carne dejan el rescoldo de un recuerdo capaz de mantenernos con vida más allá de la ausencia, más allá de la carne, donde el otoño es la estación propicia para: recoger los frutos de tanta primavera. Desecha la idea de vivir en una perpetua juventud cuando los años también nos traen momentos agradables. Cada edad tiene su propio encanto. El tiempo es tan malvado que engaña nuestros cerebros trayendo a la memoria a los incansables fantasmas del deseo, el vino que nos embriaga y nos deja rendidos bajo las garras del amor. Nos enreda entre los caprichosos avatares del destino, donde el amor sigue escribiendo en cada pecho, a pesar de las heridas enterradas ya en la piel. Todo ser humano es un viajero que anhela regresar a sus orígenes, a esa Ítaca cuyas puertas se niegan a cerrarse de una vez por todas, cuyos latidos resuenan desesperados entre los cantos de sirena del olvido. La poesía es antídoto contra estos males. Es un viaje de ida y vuelta.
En Geografía carnal las caricias son los límites de un cuerpo desnudo que ansía ser explorado por la mano invisible del deseo. El deseo es el único capaz de poner fronteras a los límites del cuerpo y el desnudo es el mapa físico de la carne. Tu entrega es tu victoria más alta, donde la naturaleza y la flora se personifican para identificarse con el cuerpo de una persona, donde la posesión es la única vía de escape que uno encuentra para ofrecerse al amor.
Por último compone unos versos donde el amor es tan impuro que uno quisiera entregarse a sus brazos con todas sus imperfecciones.