PLATERO Y EL NIÑO SOÑADOR

PLATERO Y EL NIÑO SOÑADOR

Versión realizada por alumnos de Ubrique basada en la inmortal obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo

Érase una vez un niño que se llamaba Juan y vivía en Ubrique. Como en este pueblo no se creía mucho en las historias de fantasía, la profesora mandó a toda la clase escribir un cuento fantástico donde cada uno apareciera como personaje. A Juan le encantaban los animales, así que decidió que el protagonista de su historia tenía que ser un burro llamado Platero. Esa misma noche Juan soñó que Platero lo miraba desde un prado verde cubierto de flores y repleto de animales. De repente Platero se metió en su habitación. Juan escuchó un rebuzno y se despertó. Asombrado vio que su sueño (de que Platero entraba en su habitación) se había hecho realidad. Platero era marrón con manchas blancas, su crin era de color marrón oscuro, era tranquilo y le gustaba mucho que lo acariciaran. Juan corrió a la cocina para coger zanahorias y dárselas a Platero. A la mañana siguiente escribió rápidamente el cuento que había soñado antes de que se le olvidara. La madre de Juan entró en la habitación de su hijo como todos los días para despertarlo y se asustó al ver a un burro allí adentro, pero pensó que sería un buen regalo de reyes. El padre de Juan tuvo que construir una cuadra porque no podían dejarlo en casa y el niño añadió esto también a su historia. Cuando lo llevó al colegio, sus amigos se sorprendieron y desde ese día Platero vive en la cuadra que hizo el padre de Juan.
Una noche Platero se escapó de la cuadra porque echaba de menos a su familia. A la mañana siguiente Juan se levantó muy contento y fue a darle de comer a su amigo el burro, pero para su sorpresa se dio cuenta de que Platero no estaba. Se puso muy triste y se lo dijo a su madre. En realidad Platero se marchó a la feria del pueblo con la esperanza de encontrar animales de su especie, pero en el camino unos feriantes lo secuestraron y lo pintaron de carbón para que nadie lo reconociese. En Localia retransmitieron en directo la feria y Juan pudo reconocer a su burro, a pesar de estar pintado. Juan le pidió a su padre que lo acompañara a la feria y de lejos vio a Platero. Se dirigió corriendo hacia él y le dio un abrazo. Los feriantes no pudieron evitar que Juan y su padre se llevaran a Platero a su casa. Juan decidió que era el momento de tener un sueño en el que Platero regresaba a su mundo de fantasía porque veía que estaba muy solo. Esa noche soñó con que Platero volvía a su mundo y se reunía con su familia. Juan estaba contento de que Platero se encontrara bien y desde ese día soñó todas las noches con Platero sin necesidad de que tuviera que aparecer en su cuarto.