PLATERO Y EL SUEÑO DE LOS TRES DESEOS

PLATERO Y EL SUEÑO DE LOS TRES DESEOS

Versión realizada por alumnos de Puerto Serrano basada en la inmortal obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo

Platero era un burro regordete, orejas caídas y muy apañada, pero con cara de amargado porque no se le cumplía su deseo más deseado.
Una noche muy fría, cuando el viento soplaba, Platero se tendió en su cama de paja y en cinco minutos roncaba y los búhos más pequeños se asustaban. Una vez soñando se adentró en un bosque encantado en el que las cosas parecían ir mal. Después de andar un buen rato, se encontró con una mariposa y le preguntó que dónde estaba. La mariposa con voz temblorosa contestó.
-Ten cuidado, Platero. Es un lugar muy peligroso. Antes de entrar debes pedir tres deseos.
-Entonces esto está chupado. Pediré los tres deseos y saldré de este sueño.
-No es tan sencillo como te imaginas, insistió la mariposa. Primero debes presentarte ente el duende de los tres deseos, pero ten cuidado con él, pues está furioso y puede traicionarte con un hechizo del que jamás podrás salir con vida. Para llegar hasta él te acompañará mi amigo Rodolfo, el caracol. Lo encontrarás en el roble más alto del bosque.
El burro se fue en busca del caracol. Al rato dio con él y éste lo condujo hasta el duende de los tres deseos que estaba sentado en una roca meditando. El duende le preguntó malhumorado qué era lo que quería y qué hacía allí. Platero contestó amable:
-No sé cómo he llegado ante ti, así que vengo a que me saques de este sitio.
-Si quieres salir de este lugar, pide tus tres deseos.
-1º Un burrita muy guapa.
2º Tener hijos
3º Una casa en el campo, indicó en voz alta Platero.
-Esos tres deseos se te cumplirán siempre y cuando aguantes 3 noches en la playa sin que huyas de allí.
Tras estas palabras el duende desapareció y Platero se vio tumbado en la orilla de una playa desierta. Las olas eran cada vez más grandes y el burro asustado salió corriendo, pero ya era demasiado tarde. Una ola gigante se lo tragó. Cuando despertó del sueño vio a su lado a la burra, a los burritos y salieron cantando muy contentos por el campo.