PLATERO Y LOS COLEGAS

PLATERO Y LOS COLEGAS

Versión realizada por alumnos de Ubrique basada en la inmortal obra de Juan Ramón Jiménez Platero y yo

Platero es un burro suave y peludo y tan blando como un peluche que no tiene huesos. Sus ojos eran tan brillantes como dos rubíes. Su cola era única y su cuerpo marrón.
Un día Platero se encontró con un niño que estaba llorando porque se le había pinchado su globo. Platero le compró otro y se lo regaló. El niño se lo agradeció con una amplia sonrisa y la madre que lo vio todo le entregó un poco de dinero. Después Platero siguió su camino y se dirigió a la orilla del río para beber un poco de agua con la mala fortuna de que se resbaló y cayó al agua fría. En esos momentos unos niños del Reina Sofía pasaban por ahí y lo rescataron con un cuerda que colocaron sobre el cuello del animal. Platero en agradecimiento les entregó el dinero que le había dado la madre del niño que perdió su globo. Platero se adentró con sus nuevos colegas en el bosque y se metieron en una cabaña que había medio abandonada. Decidieron quedar todos los días a la hora de la merienda. Siempre se llevaban un balón para jugar un rato. El balón se embarcó en la casa de un viejo cascarrabias que salía detrás de los niños y que nunca le devolvía la pelota, pero esta vez Javi entró a escondidas sin que el viejo se diera cuenta. Javi cogió el balón y se lo llevó a los demás. Siguieron por el bosque y vieron a un ciervo que se había quedado atrapado en una trampa. Isaac lo sacó y lo curó. El ciervo se marchó con una sonrisa dibujada en su rostro. Después Jesús decidió hacer una barbacoa con chuletas ibéricas. José Luis fue quien más comió. Platero se despidió de los colegas con mucha pena. Platero regresó al pueblo y todo el mundo le aplaudió por ser el burro más valiente de todos los burros del mundo.