UN DÍA EN LA VIDA DEL CONSERJE DEL I.E.A ALMADRABA

UN DÍA EN LA VIDA DEL CONSERJE DEL I.E.A ALMADRABA

Versión realizada por alumnos de Tarifa basada en la obra inmortal de Juan Ramón Jiménez Platero y yo

I.E.A (Instituto de Educación Animal)
Suena el despertador. Platero se levanta de un sobresalto. Empieza la rutina diaria. Se prepara el desayuno adormilado, tostadas con manteca de caracoles y un actibur, y lee el periódico del mundo animal. Al terminar va al baño y se cepilla las pezuñas y se lava las orejas puntiagudas. Regresa a la habitación y se quita el pijama, un horroroso pijama rosa con volantes y se coloca su uniforme de trabajo, camisa a cuadros roja y un pantalón de campana verde.
Más tarde se marcha hacia el instituto montado en su SEAT 600 de color amarillo pollo y las típicas pegatinas del asno y la mala burra. En el instituto empieza a abrir puertas y ventanas para que se vaya ventilando todo el colegio antes de que empiecen a llegar los más madrugadores. Al rato asoman los primeros profesores. El primero en llegar es el profesor de matemáticas. Es un toro serio, con un fuerte carácter y una mirada aterradora. Luego se presenta en el despacho la profesora de lengua. Es una ratoncita pequeñita, pero matona. Su voz de pito atemoriza a todos los alumnos. El tercero es  el profesor de tecnología. Es un búho un tanto irritable, al que no se le escapa una. Posteriormente aparece la señorita jirafa, una profesora de inglés, rígida y malhumorada, incapaz de comprender el sentido del humor andaluz. El gato con gafas es un profesor de lengua simpático y agradable. Justo antes de que toque la sirena, desfila el profesor de sociales, un poco dormilón y amigable. Es un zorro que hace reír a toda la clase. Platero saluda a todos.
Los alumnos se precipitan sobre las aulas y los profesores empiezan con su trabajo diario. En esos primeros instantes Platero se dedica a repartir tizas que los tutores le solicitan. Al conserje le gustan los alumnos y todos los alumnos lo aprecian.
A las 9.40 Platero está sentado en conserjería medio dormido y es despertado por los gritos del gorila, un alumno del instituto que se dirigía por un parte bajo las órdenes del profesor búho. Miró a la pantera negra. No sabemos cómo se las apaña, pero siempre está de guardia. Sale el gorila enfadado del edificio y Platero, al verlo así, lo sigue e intenta darle ánimos.
-¿Por qué te han puesto el parte?, preguntó preocupado Platero.
-Por una tontería, por hacer el avión, contestó con desgana. Es la canción del verano.
 Yo voy a hacer un avión…
A las 11.15 suena el timbre. Jumanji… Salen todos los animales en estampida. Todos se dirigen hacia la cafetería del instituto, empujándose, para llegar los primeros a comprar el bocadillo, las chucherías, etc. Cuando todo parece estar en calma, sale de la clase una preciosa burra. Platero, deslumbrado por la belleza de esta borrica, la mira fijamente. De repente se abre la puerta del edificio y entra una ráfaga de viento y le levanta su preciosa falda de volantes rosa. Ella avergonzada huye despavorida. Al bajar las escaleras se le cae el pañuelo que ella llevaba. Platero lo recoge, pero no le da tiempo a dárselo.
A la mañana siguiente él se lo da y concierta una cita con ella. Quedan en la alameda y dan un paseo romántico junto al mar donde se besan y se declaran amor.
Ella es una estupenda profesora de música y él, un simple conserje, pero, a pesar de todo, se aman. En el instituto se guiñan un ojo para disimular. Sin embargo, esta relación no duró mucho, no cuajó más allá de 3 meses, pues su amada se había fijado en el gato con gafas. Platero deprimido pensó que ella no lo quería porque era un simple conserje y empezó a estudiar magisterio. 4 años después Platero era profesor, pero la linda burra seguía queriendo al gato. Se dio cuenta de que no importaba ni el puesto, ni el dinero, sino lo que le ofrezcas a la otra persona. Él era feliz siempre y cuando ella lo fuese y pensó que algún día encontraría a su media naranja fresca y que no esté podrida.