05 Abr ENTREVISTA REALIZADA POR ALEJANDRO PÉREZ GUILLÉN A ROSARIO TRONCOSO GONZÁLEZ
PREGUNTAS A ROSARIO TRONCOSO GONZÁLEZ
1.- ¿Desde cuándo supo que le había mordido el gusanillo inquieto de la literatura?
Todos los domingos, cuando era pequeña, mi padre cuando traía la prensa a casa me regalaba un cuento diferente. Tenía una semana por delante para leerlo. Si le demostraba que lo había leído, me daba el siguiente (aunque siempre había un libro nuevo, era la excusa). Ese es mi recuerdo de las lecturas primeras. Escribir, creo que escribo desde siempre. Me hacía mis propios cuentos ilustrados, para distraerme. Y sigo escribiendo para distraerme, evadirme, disfrutar.
2.- ¿Es importante estudiar Filología hispánica para dedicarse a la literatura?
En mi caso no. Soy licenciada en Humanidades. Escribir es una pulsión, una vocación. No creo que unos estudios universitarios concretos tengan nada que ver. Aunque sí que es cierto que los que somos “de letras” tenemos cierta predisposición.
3.- ¿Tienes algún ritual o manía a la hora de escribir?
Antes de ser madre sí. Escribía por las noches. Necesitaba mi lugar, mi tiempo, mi música… ahora aprovecho los momentos en que Helena duerme, o los días robados a la abuela, que cuida de ella, si tengo que hacer “tareas domésticas”. Casi siempre dejo esas tareas para otro día, y me pongo a escribir. Luego se me acumulan las lavadoras…jajaja.
4.- La literatura suele unir a las personas, ¿qué amigos le ha dado la literatura? ¿Algún desencuentro?
¿La literatura o el mundillo que rodea a los “que escriben”? La literatura, en esencia, está construida con trozos del alma de aquellos que la hacen posible. Es desnudarse, es exhibir el universo creativo personal ante los lectores, ante un público más o menos fiel, más o menos numeroso. Es estar en el blanco de las miradas y de críticas de todos los colores…
La literatura jamás ha de convertirse en un campo de batalla donde las obesidades mórbidas de egos desproporcionados pugnen por un trozo del pastel de la gloria y el éxito. Y de esa índole son todos los desencuentros posibles.
También yo, que soy casi la última en llegar, los he sufrido y los sufro. Lo mejor de todo esto, es que una vez que se ha sufrido llega el aprendizaje más profundo: el reconstruirse y resurgir, mucho más fuertes si cabe.
Amigos, todos. Como tú, Alejandro. Lo bonito de esto es que si alguien te abre su corazón, es para siempre. Si en este mundillo conectas con alguien, será una conexión duradera, de simbiosis absoluta y satisfacción asegurada. Esa es la realidad.
5.- ¿Qué autores no has leído hasta ahora y te gustaría hacerlo?
Ahora estoy descubriendo la poesía africana, de tradición francesa, como la de Léopold Sédar Senghor. Estoy preparando unos textos para una exposición fotográfica con fines benéficos acerca del viaje de una prima mía a Senegal. Ha sido grato descubrir este tipo de poesía. Me gusta investigar y descubrir nuevos autores continuamente, ya que soy “demasiado” inquieta. Tendría el día que tener 25 o 26 horas… me falta tiempo.
6.- ¿Crees en la inspiración?
Absolutamente sí. Llamo a las musas para conversar a diario. Lo malo es que ellas no siempre están dispuestas a charlar un rato conmigo.
7.- En la universidad hiciste unos pinitos en el teatro. Formaste parte del grupo denominado Jarana Teatro o el aula de Teatro de la UCA. ¿Qué nos puede decir de esa experiencia?
Recomendable, muy recomendable. Quien prueba estar dentro de un grupo de teatro, estar en una representación desde “las tripas” de espectáculo, sentir la luz del escenario, pisar el proscenio y volar… se queda enganchado para siempre. Es la verdad más absoluta, y eso que es ficción, que es puro teatro.
Viviría en un teatro, si me dejaran. Haría teatro, si no fuera tan cobarde…
8.- ¿Qué le dirías a los jóvenes de hoy en día para animarlos a leer?
Que lean lo que quieran, lo que les guste, lo que “les ponga”. Que curioseen, que sean inquietos, que le den una oportunidad a los libros, que también se lo merecen. Algo hay siempre, en las páginas de una obra literaria, que logrará atraparlos. Es cuestión de tiempo, cariño y buenos alimentos “literarios”.
9.- ¿Es fácil compaginar la literatura con la familia?
Es totalmente imposible. Sólo tienes que verme las ojeras… y eso que yo no vivo de esto. Trabajar, escribir, tener una familia (y poner lavadoras) no tiene que ser muy bueno para el cutis…ejejeje.
10.- Están de moda los talleres literarios. Sé que has participado en alguno de ellos con autores de prestigio considerable como Pérez-Reverte, Juan Manuel de Prada, Fernando Quiñones… ¿Crees en ellos o el escritor no necesita de estos apoyos?
Depende de la institución que subvencione estos talleres. Yo creo en los talleres sin subvención, por norma. El escritor necesita de apoyos, de todos los apoyos. Y si son morales, mejor.
11.- El periodismo se une al baúl de actividades en las que estás inmersa. ¿Con qué disfrutas más con la literatura o con el periodismo?
Bueno, no vivo de ninguna de las dos actividades. Pero te diría que a veces, no hay diferencias entre ambas disciplinas.
12.- Tu sensibilidad como ser humano te lleva a defender los derechos de las mujeres. ¿En qué momento se encuentran? ¿Queda mucho por alcanzar la cima?
Estamos cerca de la cima, sí. Pero el hecho de que exista esta pregunta, y perdóname, la aleja un poquito.
13.- Huir de los domingos aborda el conflicto de la religiosidad, de la fe no sólo en Dios, sino en los otros. ¿Nos podría apuntar cuáles son sus creencias?
Me he criado en un colegio de monjas. He pasado por todas las fases posibles, del misticismo al ateísmo más radical. El ser madre te arroja los esquemas a la basura. Ahora creo en algo, pero no sé qué es. Pero “todavía no he encontrado lo que estoy buscando” (grandes, U2).
14.- En sus poemas se transmite un mensaje esperanzador: uno se encuentra satisfecho si vive la vida hasta sus últimas consecuencias, independientemente del resultado. ¿Qué riesgos ha tomado para llevar a rajatabla ese espíritu?
Si yo te contara…
Hay que exprimirle el jugo a la vida, sin tener que morir por ello, no hace falta arriesgarse tanto. Sólo hay que saber vivir de la forma más divertida posible (que no siempre es la más cómoda ni la más fácil).
15.- Al margen de los domingos, ¿de qué debemos huir?
De los políticos. Y que conste que tengo muy buenos amigos que lo son, aunque estaré eternamente cabreada con ellos, aunque considero que alguien se tiene que dedicar a resolver nuestros problemas y a aguantar nuestros chaparrones.
16.- En sus versos invita al ser humano a mostrar su propia personalidad, pero parece que la gente tiene miedo a salirse del camino asignado. ¿Tan alto es el precio que hay que pagar?
El miedo a la incertidumbre, a no estar protegidos, a perder la estabilidad o perder la posibilidad de alcanzarla… todos estos factores, sumados, pagarían el precio. Pero lo cómodo es no intentarlo.
17.- Delirios y Mareas hace referencia al punto de locura que hay que mostrar para conseguir los objetivos que uno se propone y a la imagen de la mujer relacionado con las mareas, con sus cambios constantes en su cuerpo y en su mente. ¿Qué locuras has tenido que llevar a cabo para salirte con la tuya?
Todas las corduras más locas.
Todavía no me he salido con la mía del todo. Pero llegará. Hay que seguir insistiendo. Ser poeta y pintar los versos con rimmel suele estar mal visto. No me importa, y no tengo prisa.
18.- En Huir de los domingos te detienes a hacerle un homenaje a tu padre y en Delirios y mareas es tu madre quien aparece en escena. ¿Qué consejo es el que has seguido siempre? ¿Qué papel desempeñan ambos en tu vida?
Sí, porque se lo merecen siempre, todo. Ellos jamás quisieron que yo fuera poeta, ni escritora. Me apoyan en todo, pero quieren mi felicidad, lo mejor para mí y saben que el camino que he escogido me traerá mil quebraderos de cabeza, entre aplauso y aplauso.
19.- Juguetes de Dios esboza el deseo de ser libre, de no ser manejados por nadie. Los seres humanos somos marionetas con ganas de romper los hilos que lo aferran al destino. ¿Realmente ese anhelo se puede alcanzar?
Siempre será un anhelo. He ahí su belleza. Los seres humanos somos incapaces de aprender a ser libres. No sabemos. Siempre estamos atrapados en alguna tela de araña: el amor, el trabajo, el miedo, la edad,…
20.- ¿Qué hay que hacer para rebelarse ante el orden establecido sin quedar como un idiota?
Perder el miedo a quedar como lo que tú dices, como un idiota. El truco es pensar en que siempre son “ellos” los que están desnudos. Son “ellos” los idiotas.