ENTREVISTA REALIZADA A ALEJANDRO PÉREZ GUILLÉN POR JOSÉ DIEGO AMORES REVUELTA

ENTREVISTA REALIZADA A ALEJANDRO PÉREZ GUILLÉN POR JOSÉ DIEGO AMORES REVUELTA

Alejandro Pérez Guillen es un autor de Benalup-Casas Viejas que, a pesar de su juventud, bordeando la frontera de los 40, se ha convertido en un autor referencial para los poetas de la provincia de Cádiz. Tras romper su virginidad con Entrevista con la Palabra en 1997, prosiguió con El Cadáver Dormido de la Historia; Sueños de Hadas sin Hada Madrina; Tardes en Fuga; Monedas de Papel y La Otra Realidad. Que culmina con este Matar a Narciso, con el regreso al género poético, el autor benalupense se encuentra como pez en el agua.

Entre obra y obra, multitud de colaboraciones en medios de comunicación, críticas literarias, además del trabajo en la Biblioteca de su ciudad. Hoy presenta su libro, en el Café Revuelta, uno de los establecimientos más antiguos de la provincia, que cuenta con 78 años regentado por la misma familia y siendo albergue de pintores, escritores y bohemios en general.

JD: Matar a Narciso es un regreso al género de la poesía, tras La Otra Realidad, ¿es el género en el que te encuentras más a gusto?

Mentiría si dijese que uno piensa en verso, aunque sí siente de esa manera. Demasiada prosa corre en el día a día como para seguir haciéndolo en los márgenes de la imaginación. Esta forma de enfocar la realidad me permite evadirme del mundo que me rodea, huir hacia otros horizontes, desconectar de los problemas cotidianos y ahuyentar el diablo inquieto de la rutina. Me siento más a gusto en el campo abierto de la lírica.

JD: De tu nuevo libro llama la atención su título, una referencia clara al mito de Narciso. ¿Cómo surge este Matar a Narciso?

Matar a Narciso nace de unas ansias por desmontar los mitos, de romper el estrecho cerco hacia las frases hechas. Estaba harto de oír siempre la misma cantilena: los poetas son todos unos narcisistas, y me propuse acabar con esa idea, pues los escritores son personas de a pie, con las mismas preocupaciones e inquietudes que los demás,  los escritores suelen estar interesados por el mundo que lo rodea, por el mundo exterior, y en muchos casos son transmisores de denuncia social. Matar a Narciso supone dar fin a aquellos que no son capaces de ir más allá de sus ombligos.

JD: Nada más abrir las páginas del libro, uno se encuentra con una relación de dedicatorias, muy amplias. ¿Qué importancia tiene para el Alejandro poeta la amistad y la familia? Y ¿Cómo alguien que hace tantas dedicatorias puede plantearse por un momento Matar a Narciso?

Todo ser humano tiene dos caras. Nadie es únicamente bueno, ni solamente malo, pero no os preocupéis, amigos lectores, con este libro no se desencadenan mis instintos asesinos. Es una manera de decir que uno cambia muchas veces a lo largo de su vida, se va transformando en otro y ese otro, que ya no es uno, necesita, como todos, el calor de quienes están a su lado. El poeta, antes que poeta, es ser humano y su entorno es principal para saber quién es él, para definirse como persona.

JD: El libro está estructurado en tres bloques: Mapas Habitables; Arco Iris en Blanco y Negro y La Calle en Llamas. ¿Qué nos encontramos en cada bloque?

Mapas habitables supone un viaje físico que todo ser humano ha de realizar a lo largo de su vida, el camino por el cual me han llevado mis pasos: Arahal, Ubrique, Casas Viejas… Tras ese andar por la existencia uno hace recuento de sus recuerdos en un mundo lleno de color que pierde sus matices al enfocarlos el tiempo desde muy lejos. Así surge Arco iris en blanco y negro. La calle en llamas significa la madurez de la persona, de una voz que no está dispuesta a callarse por nada, que se muestra crítica ante las injusticias, que da forma a ese viaje geográfico hasta completarlo con un viaje interior que se desnuda entre los versos. El poeta se hace adulto. La persona se hace mayor.

JD: En la obra, hay demasiadas referencias a la muerte, una temática no muy frecuente en ti, especialmente en los últimos versos ¿Cómo aborda un poeta el tema de la muerte? Y ¿Por qué?

No suelo ser de esos poetas que se detienen en las desgracias y pasan de puntillas por las alegrías. Sin embargo, procuro retratar la vida tal y como es y en ella desfilan llantos y sonrisas. De todos modos, me gusta más cantar a la primavera que detenerme en los inviernos.

JD: ¿Es en La Calle en Llamas dónde nos encontramos el Alejandro más íntimo de toda tu obra?

Seguramente sí, pues el proceso de maduración de la persona corre paralelo al desarrollo del poemario. Es un proceso de aprendizaje que culmina con el último verso. Creo que debe ser así en todos los libros.

JD: A la hora de escribir, la temática puede surgir como un impulso pero luego el texto lo trabajas minuciosamente. ¿Te sientes un autor más de impulso o de técnica?

El escritor debe poner en solfa todos los recursos de que disponga, pues sería una torpeza por mi parte agarrarme a un solo brazo, cuando puedo caminar más seguro. Uno arranca por medio de un impulso y envuelve el poema en el papel de la técnica.

JD: Una amiga me plantea una cuestión para ti, ¿trabajar mucho un texto puede quitarle frescura?

No soy partidario de los extremos, pues todos traen consigo contraindicaciones. Es evidente que, tras crear el boceto de un poema, hay todo un servicio de poda con el fin de que no solo salga fresco, sino que se conserve con todas sus propiedades el mayor espacio de tiempo. No debe seguir el ejemplo de la rosa: belleza sorprendente y vida efímera.

JD: ¿En qué medida influye la evolución vital de un poeta en su obra?

La literatura es un reflejo de la vida. Por lo tanto, influye en todo.

JD: Y el futuro, ¿poesía, prosa o novela?

No soy de los que fuerzan voluntades, sino que dejo que la literatura fluya a su antojo. Solo puedo añadir que tengo varios poemas inéditos, un relato sin publicar y la idea de una novela en ciernes, muy verde, con lo que quizás me ponga a darle forma o muerte entre los recovecos de la imaginación.