12 Jul ANÁLISIS DE MATAR A NARCISO, DE ALEJANDRO PÉREZ GUILLÉN, ESCRITO POR MONTSERRAT DEL CUVILLO
Lo primero que quiero hacer es agradecer a Alejandro Pérez Guillén su amable atención conmigo por invitarme a presentarlo, así como su gran osadía, pues, como le he reiterado en varias ocasiones, a pesar de mis años de trabajo en el Centro Andaluz de las Letras, no estoy nada ducha en estos menesteres. Le he intentado explicar que, no por haber asistido a muchas presentaciones de libros, iba a saber estar a la altura.
Si algo he aprendido algo en estos años, es que cada presentación de un libro es un misterio, nunca sabes de antemano que va a pasar, si va a acudir gente, y mucho menos, si va a existir química entre el presentador y el autor, pues las más de las veces no se conocen o se han conocido minutos antes.
Este no es, en absoluto, nuestro caso, pues, si estoy aquí, es por amistad, ya que yo, que soy una gran lectora y leo todo lo que cae en mis manos, siempre lo he hecho con la narrativa. Nunca he sido una gran lectora de poesía.
Por lo que el libro de Alejandro es uno de los primeros libros de poesía que me leo y me releo y tengo que decirles que ha sido una delicia, y un descubrimiento. He comprobado que en un verso se condensa una historia, toda la historia que te cuenta un libro con páginas y páginas. Me ha resultado asombroso ver como Alejandro en unas pocas palabras, unas veces unos versos más largos, otros más breves, desarrolla una ficción. Así que gracias, Alejandro por haberme obligado a acercarme a la poesía, pues desde ahora la veo con ojos diferentes.
Por ejemplo otra de las cosas maravillosas que he descubierto es que se lee de manera diferente a la narrativa, puedes leer y dejar de leer. Y comienzas una nueva historia, es decir, cuando estás leyendo un libro que te apasiona, lees y lees, porque quieres llegar al final, enterarte de qué pasa. Esto no ocurre con la lectura de los versos, porque en un momento lees una poesía y tienes toda la historia al descubierto, solo queda meditar y recrearte sobre la misma.
Les he hablado de mis descubrimientos sobre la poesía, y ahora lo voy a hacer sobre Alejandro. Lo conocí allá por el año 2007 cuando, como he dicho, empecé a trabajar en el CAL. Para mí era el bibliotecario de Benalup, pero rápidamente me di cuenta que era mucho más que eso, era un amante de su profesión, pero hasta extremos insospechados. Es monitor de clubes de lectura, lee su obra por los pueblos y ciudades de Andalucía y siempre que le he pedido ayuda me la ha brindado con la máxima generosidad. Lo último que le pedí fue que presentara a Álvaro Pombo el pasado mes de mayo en la feria del libro de Cádiz. Hemos estado juntos con Eduardo Mendicutti, Clara Sánchez, Juan Cobos Wilkins y muchos más.
Es una de las personas más concienzudas que conozco y, cuando va a presentar a un autor, se lee todo, pero absolutamente todo lo que este ha escrito.
Pienso que ha tenido la suerte de hacer de la lectura y la escritura una profesión, a la que se dedica con entrega, pues es impresionante el club de lectura de neolectores que tiene en Benalup, donde reúne a un grupo de señoras que han aprendido a leer y a escribir muy mayores para leer en voz alta y disfrutar del placer de leer.
Es poeta, un gran poeta. Ha publicado, sobre todo, poesía, donde destacan obras de gran calidad como ENTREVISTA CON LA PALABRA (Excmo. Ayto. Benalup – Casas Viejas, 1997), SUEÑOS DE HADAS SIN HADA MADRINA (Ed. Alhulia, 2003) y MONEDAS DE PAPEL (Diputación de Cádiz, 2006). LA OTRA REALIDAD (Aladena, 2009) es su primera incursión en el mundo de los relatos cortos. Y AHORA MATAR A NARCISO de ediciones Alfar.
“Aquí sobre tu lápida
deposito unas rosas.
Me despido del niño ahora que ha nacido el hombre.”
Así cierra Alejandro su último poemario (que es como a él le gusta llamar a los libros de poemas). Y son palabras que resumen perfectamente la esencia de este libro: su plenitud como poeta y su madurez como persona. Aunque rezuman en sus versos los ecos de tantos vates, la suya es ya una palabra propia, que surge en un tiempo y lugar muy personales. Y lo hace con una voz que nace para ser oída por los demás, no para proyectar un eco que engorde su vanidad. De ahí que quiera matar a narciso, porque Alejandro no quiere mirarse así mismo, quiere mirar la vida, contarla y cantarla.
Este libro (el quinto en publicarse ya en su trayectoria) comienza con “Mapas habitables”, una colección de poemas que nos hablan de aquellos lugares que le han marcado: Granada, Ubrique, Arahal…
En segundo lugar, está “Arco iris en blanco y negro”, que narra el viaje hacia sus orígenes a través de todo lo cotidiano, de todo lo vivido.
En último lugar, “La calle en llamas” compone, en sus propias palabras, un “viaje interior para conocerse y que le conozcan los demás”
En resumen, en esta su última obra Alejandro nos habla de la muerte del niño que fue y del nacimiento del hombre que es, pero desde la memoria y desde el conocimiento, aceptando que el poeta es sólo un ser que mira y que narra, que recuerda y que sueña, que muere y que revive.