PAVÓN MÁRQUEZ, SARAY. ESFERAS

PAVÓN MÁRQUEZ, SARAY. ESFERAS

ESFERAS, SARAY PAVÓN

Hay textos que centran todo su poder de convocatoria en las palabras. Sin embargo, Saray Pavón va más allá de las grafías al montar un mapa poético que juega con las imágenes, con una sexualidad a flor de papel, a vista de pájaro. Tras el magnífico prólogo de Luis Miguel León Blanco y un poema inicial donde nos presenta el libro como un cuerpo desnudo al amparo de unas manos solitarias, como un deseo envuelto en regalo de papel a la espera de que unos ojos inquietos decidan desatar la vida, como un amigo a quien se le revela secretos inconfesables que deambulan de boca en boca hasta morir en el orgasmo. Tras ese guiño cómplice hacia el lector divide su poemario Esferas en tres partes: Circunsexo, libidotenia y desnudez.

            Saray Pavón concibe la lírica como un todo, como una expresión artística que ha de llenarnos el espíritu a través de los ojos, a través del tacto, del oído, del olfato y del gusto. Circunsexo es un viaje pasional al interior del cuerpo, un recorrido a pie que nos enseña las intimidades de una poesía que guarda los mismos secretos que la existencia: una búsqueda constante de la felicidad en un mundo lleno de solitarios, de pequeños placeres que, a la postre, nos salvan del día a día.

            Libidotenia abandona la soledad de un erotismo que se hace plural, que se sumerge en otras aguas y en otros labios. Es un intento real de comunicación con el cuerpo amado, con los anhelos tejidos en la piel como si la vida estuviese repleta de tatuajes, como curvas de papel en la carne de las palabras, palabras de carne en el papel de las curvas, de unas redondeces que nos recuerdan las esferas. Unos ojos sin tiempo que determinan la realidad que nos envuelve.

            Desnudez nos muestra que en la sociedad en la que vivimos es más fácil enseñar la piel que derramar por el suelo nuestras miserias. Es más sencillo destaparnos del todo entre las sábanas que asomar la cabeza entre las rejas de un alma tímida. Para Saray Pavón confesar como se siente en un momento dado de su vida equivale a salir desnuda a la intemperie. Y con un lenguaje valiente y sin miedos, se sincera ante los lectores en una estructura tripartita que nos recuerda que la valentía es una manera digna de andar por la calle, mientras la muerte no se acuerde de hacernos una visita. El orgasmo es simplemente la manifestación más escandalosa de afrontar la realidad con la intensidad que merece la vida, con la fuerza que necesitan los poemas.