ME ESTOY ACOMODANDO A DORMIR CONTIGO (DICIEMBRE 2012)

ME ESTOY ACOMODANDO A DORMIR CONTIGO (DICIEMBRE 2012)

ME ESTOY ACOMODANDO A DORMIR CONTIGO (SUEÑOS DE HADAS SIN HADA MADRINA. SALOBREÑA (GRANADA): ALHULIA, 2003)

 

Me estoy acomodando a dormir contigo

cuando la lámpara curiosa de la noche

enciende el deseo de los amantes.

 

Me estoy acomodando a dormir contigo,

cuando los párpados pesados de la habitación

diluyen las espumas saladas de los cuerpos

que calzan el vestido ceñido de las sábanas.

 

Me estoy acomodando a dormir contigo

y la memoria cansada del alma

memoriza el vocabulario femenino de los sueños.

 

Mientras la pasada plateada

de los fines de semana

recoge, indiscreta,

sus cabellos de sol

entre los cristales ahumadas del automóvil,

la desmelenada antorcha de tu pelo

deja al descubierto

el aeropuerto desierto de la espalda.

 

Mientras el dulce crepitar de los dedos

se entretiene en las hojas

perennes del estómago,

la dúctil navaja de los labios

muerde esas manzanas peladas

con la corona de cereza ensangrentada

y los pechos son doblones

que el tacaño guarda celosamente

en el bolsillo de los sujetadores.

 

Mientras el péndulo alocado de las caderas

parece domar la fotofobia del pubis,

como vampiro que engulle

la sangre de sus víctimas,

urdiendo un plan en el imperio

de la llama estrellada,

la mirada recorre

las dos lenguas de tus piernas

incendiadas en la hoguera de la pasión,

y las medias desnudas custodian la crisálida

atrapada en las telarañas del ombligo

que extiende sus alas de terciopelo negro.

 

Mientras me acomodo a dormir contigo,

buceo en las arenas de tu piel

buscando la llave maestra del coito

que tardo en encontrar.

 

Cuando me acostumbro a dormir contigo,

el miedo se concentra en las fronteras de los muslos

y el silencio tartamudo de la respiración

ahoga la niebla empañada

en las lunetas del coche.

 

En la ojiva de dos arcos que se cruzan

introduzco la llave impetuosa del misterio

para abrir el cofre risueño y dolorido de tus entrañas.

 

Entonces la bombilla cotilla de la noche estalla.

 

Entonces los pétalos nocturnos de las pestañas

nos guiñan en el mar de los cuerpos.

 

Entonces la luna arranca furiosamente

la venda amordazada de los ojos

para anunciar la mañana.

 

Entonces la retina retiene

el vocabulario secreto de los sueños.

 

Entonces el hada madrina transforma

el vehículo de Cenicienta

en un tálamo de seda.

 

Entonces, mientras me estoy

acostumbrando a dormir contigo,

imagino un trabajo,

una casa vieja por ser viejos los inquilinos

y un te quiero para siempre

de un anciano a una anciana.